PROBLEMAS COMPLEJOS ¿SOLUCIONES SIMPLES?

31 de octubre de 2017

PROBLEMAS COMPLEJOS ¿SOLUCIONES SIMPLES?

Las redes sociales están llenas de frases sentenciosas pronunciadas por personajes más o menos conocidos. Destacan, por su número, las frases de Winston Churchill, Albert Einstein y, últimamente, cada vez más, proliferan frases atribuidas a Steve Jobs. Demasiadas atribuciones a estos personajes me parecen (y, a lo peor, a su pesar). Pero quién sabe, a lo mejor se pasaban el día soltando frasecitas del estilo “voy a beber un vaso de agua, fuente de toda vida pasada y futura” o “encantado de conocerle, ya estoy un poco más unido con la conciencia universal”, en fin…

Creo que esta afición por las sentencias, ripios, refranes, obviedades o proverbios es un intento de simplificar una realidad compleja. Creo que los humanos nos sentimos más cómodos reduciendo el caos, no nos gusta el desorden, queremos reducirlo, simplificarlo.

Pero la realidad es tozuda. Nuestro mundo es complejo, las empresas se mueven en mercados complejos, la empresa en si misma es compleja y las personas, que son al fin y al cabo quienes están detrás de éstas, lo son aún más.

Nuestros clientes nos trasladan proyectos y problemas de muy diversa índole, pero rarísimo es el caso en el que podemos dar respuestas simples a sus demandas, nos movemos en el campo de la reducción de la incertidumbre.

Ya en 1977 Kenneth Galbraith tituló su conocido libro (y serie de televisión) como “La era de la incertidumbre”. Y ya han pasado cuarenta años. Y el mundo está viviendo una cuarta revolución económica (y social). Y la información (y la desinformación) llega a las personas casi de manera inmediata. El mundo, como el universo, tiende al desorden.

En mi opinión el resultado del trabajo de consultoría no es, o no debería ser, una receta que, sin más, soluciona el problema que aqueja al empresario, sino más bien debe ser, tras el realizar el mejor análisis posible, un conjunto de recomendaciones y actuaciones que reduzcan la incertidumbre sobre la consecución del fin buscado. Y el consultor debe acompañar a su empresa – cliente para adaptarse a las  diferentes variables cambiantes que influyen en el buen fin del proyecto.

Permítanme un consejo: Desconfíen del mensaje de las frases sentenciosas, incluso de éste.

 

Diego Ruiz Madrazo

HFC Consultores

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