TODOS LOS PLANES FUNCIONAN HASTA QUE TE ENCUENTRAS CON EL ENEMIGO

17 de julio de 2018

TODOS LOS PLANES FUNCIONAN HASTA QUE TE ENCUENTRAS CON EL ENEMIGO

He oído esta frase en muchas películas bélicas. Seguramente el pirata Drake (sir Francis Drake para los “British”, que convierten en caballero a cualquiera) no lo tuvo muy en cuenta cuando comandó la contra armada inglesa que atacó La Coruña un año después de la derrota de la Grande y Felicísima Armada (iba también para Santander y San Sebastián, pero por lo visto le apeteció más la ciudad gallega por sus supuestos tesoros). Tampoco lo tuvo muy en cuenta el almirante Vernon cuando atacó Cartagena de Indias con la armada más grande jamás reunida hasta el desembarco de Normandía. Bueno, no tuvo en cuenta eso, ni seguramente tampoco la capacidad del almirante Blas Lezo.

Derrotas Británicas aparte, las empresas deben tener un plan. El famoso plan estratégico que se desarrolla en innumerables manuales, al que se dedican profesionalmente muchas personas, al que muchas veces se destinan muchos recursos y se aplican muchos conocimientos.

De hecho, a pesar de lo que diga el título, yo soy partidario de que las empresas elaboren un plan estratégico. Sea cual sea el tamaño y dentro de sus capacidades. Creo que sólo el ejercicio de ponerse a realizar un plan plantea al empresario una nueva perspectiva que, muchas veces, no ve debido a la vorágine diaria en que se encuentra inmerso.

El plan es estratégico, no táctico, es decir, se realiza pensando en el largo plazo con el fin de la consecución de un objetivo superior (denominado visión en los manuales). El plan contiene las directrices y las acciones que debe realizar la empresa para alcanzar el fin pretendido por el empresario.

Y puede ser “perfecto”. Realizado por los mejores profesionales y los más inteligentes, con los mejores estudios de mercado, el mejor estudio de la competencia, los mejores análisis, los mejores medios…

Hasta que te encuentras con el enemigo.

El enemigo – competencia aparte porque nuestro plan es “perfecto” y, por tanto, ya lo hemos tenido en cuenta – puede ser el bloqueo del canal de Suez, Lehman Brothers, el Brexit, los aranceles…Multitud de factores casi imposibles de prever, no necesariamente con consecuencias globales. El enemigo también puede ser la ocupación del inmueble adquirido para implantar un negocio, el fallecimiento repentino del líder de una empresa familiar sin dejar una sucesión clara, …

La ejecución de un plan estratégico conlleva continuamente decisiones de carácter táctico para adaptarse constantemente a las variabilidades del entorno y de la propia empresa. Un plan estratégico, por tanto, no sólo debe ser revisado con asiduidad, sino que debe estar concebido para adaptarse con celeridad a los cambios.

El plan no se ejecuta por sí solo. Los empresarios y, en general, cualquier persona con responsabilidad en la ejecución del mismo, tiene que ser capaz de adaptarse y, lo que es lo mismo, tomar decisiones para continuar en la senda de la consecución de la visión del empresario.

“Y al igual que el agua fluye y toma forma de acuerdo con el terreno, así un ejército se dirige a la victoria de acuerdo con la situación del enemigo” Sun Tzu

Diego Ruiz Madrazo

HFC Consultores

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