YO A PEDALES, TU CON MOTOR

12 de junio de 2018

YO A PEDALES, TU CON MOTOR

Las ventajas con las que compiten las viviendas de uso turístico

Hace unos años, algunos sospecharon que un estupendo ciclista, ya retirado, magnífico rodador, magnífico contrarrelojista y coleccionista de clásicas, y que no voy a nombrar porque ha sido un fuera de serie, llevaba oculto en su bicicleta un pequeño motor eléctrico que le permitía alcanzar impresionantes medias de velocidad. De hecho, ahora, por lo visto, en las carreras de la UCI, los jueces comprueban que no haya ningún motor en las bicis.

Parece que algo tan obvio como que un ciclista no pueda llevar un motor en su bicicleta porque estaría compitiendo con ventaja sobre los demás, no es tan obvio cuando hablamos de competencia en el mercado. Y, concretamente, en el mercado hostelero.

Vaya por delante que soy un firme defensor de la competencia, que es buena para el consumidor porque le proporciona más y mejores alternativas, más rangos de precios y obliga a las empresas a producir, gestionar y vender mejor.

También vaya por delante que no soy muy amigo de la regulación de los mercados más allá de lo imprescindible. Y lo digo por la tendencia casi compulsiva de nuestros legisladores a generar normas en la UE, en el estado, en las autonomías y en los ayuntamientos.

Pero lo que no puede ser es que algunos actúen en el mercado con distintas reglas de juego que otros. Lo digo por los alquileres de pisos turísticos. No es de recibo, economía sumergida aparte, que lo que se exige a unos no se les exija a otros.

Y no digo que se prohíba el alquiler de pisos con fines turísticos, faltaría más. Lo que digo, y deberíamos exigir, es que si las normativas impuestas a los hoteles, hostales, hospedajes y pensiones están por algo (se supone) deberían exigirse a las personas que ponen en alquiler a una casa con fines turísticos.

Porque supongo que un incendio quema lo mismo en un hotel que en una casa, que a una persona discapacitada le cuesta lo mismo superar los obstáculos de un hotel que las de un piso, que los clientes tendrán que identificarse tanto en un sitio como en otro, que la falta de higiene es igual de peligrosa en un hotel que en una casa…

El fenómeno del alquiler de pisos (o habitaciones, incluso sofás) para vacaciones ha proliferado estos últimos años debido a la facilidad de localización y contratación a través de páginas web, a que cada vez más gente puede permitirse viajar mediante servicios de transporte “low-cost” y, en España en particular estos últimos años, a que ya no cabe nadie más.

Este fenómeno, que por fin se está empezando a regular (en Cantabria parece que se aprobará el decreto este mismo año), conlleva además efectos no deseados en las ciudades donde éste fenómeno ha proliferado, tales como desórdenes y molestias en ciertos barrios de las ciudades, descenso de la calidad del tipo de turista, incremento del precio del alquiler…

No estoy en contra de las viviendas de uso turístico, estoy en contra de que se permita competir con distintas reglas. Con las mismas reglas, ya veremos quién gana. Seguramente los consumidores y las ciudades.

 

Diego Ruiz Madrazo

HFC Consultores

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